miércoles, 11 de febrero de 2009

Anish Kapoor dixit (segunda parte)



Comencé a ver que mi preocupación residía en lo sublime, con la idea de un receso poético, un
momento de calma, un momento de silencio, que estaba allí en ese momento de oscuridad, en Void nr. 1. No estaba vacío, de laguna manera estaba lleno, preciado, de una forma diferente a las piezas anteriores. Esto me permitió un nuevo cuerpo de trabajo: qué se debe hacer para buscar la oscuridad. El trabajo que abarca esto de forma más conmovedora es Descent into the limbo (1992). El título viene del Cristo descendiendo al limbo de Mantenga. El descenso al limbo es una condición de la sublimidad poética. Describe el momento de una clase de ensueño que es condición de la pérdida de uno mismo, de autoabsorción en el esmalte de la oscuridad. Físicamente, Descent into the limbo es una habitación de seis por seis metro con un agüero en el suelo, hecho de tal manera que el agujero es absolutamente plano y rasante con la superficie del suelo. Algo como el espejo, presente aquí en la exposición. Está pintado en un azul muy oscuro. Hay una historia que yo siempre suelo contar cuando hago una instalación y cierro la puerta siempre hay una cola. Un hombre esperó en la cola cuarenta y cinco minutos y, después de su paciente espera, pudo entrar a la instalación. Estaba absolutamente furioso por haber esperado cuarenta y cinco minutos para ver una alfombra negra. No podía creer que fuese un
agujero. Para él era una alfombra negra. En mis términos, esto es un éxito absoluto. Esto prueba que mi proyecto no es sólo engañar al ojo,aunque pienso que es otro punto al que volver, sino llenar el vacío o hacer otra clase de vacío. Propone que el vacío no es tal vacío, que
nosotros como seres psicológicos y poéticos, portamos las nociones de vacío en nosotros, que
la proximidad de un vasto y oscuro vacío es algo psicológicamente insoportable.
Lo sublime, aunque es una noción de una clase de ensueño, es también una noción de peligro.
Cuando observamos la pintura de Caspar David Friedrich nosotros compartimos el ensueño de
otro. Hay una pequeña figura observando la puesta de sol; nosotros, poéticamente, participamos de su sueño. Mi proyecto es hacer más corta esa distancia, hacerlo posible
sintiendo el absoluto del ensueño, hacerlo lo más palpable posible.
He trabajado con la oscuridad un número de años, y no digo azul, sino oscuridad, porque pienso que eso es lo que es. Sólo sucede que el azul crea una oscuridad más densa que el negro, porque nosotros no vemos el color enteramente con nuestros ojos. Los ojos son instrumentos intelectuales, los que nos permiten percibir los colores con nuestras mentes.
Desde la mirada absorta, hacia la idea de la pérdida del ser, empecé a preocuparme de si lo opuesto era posible. ¿Es posible retornar a la mirada y seguir aún tratando con lo sublime? La
idea de la mirada retornada, o del autorreflejo: la inclusión es con lo que la siguiente exposición tiene que ver. Espejos vacíos que hacen algo semejante a los objetos oscuros. Ambos parecen no permitir el vacío. Como puede verse aquí, estas formas vacías no lo están realmente. Si el sublime tradicional u oscuro enlaza con el profundo espacio más allá del plano pictórico, el espejo o sublime moderno trabaja con un espacio diferente, uno que está frente al plano pictórico. Trabajo para ver dónde me llevará esto.

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