viernes, 7 de mayo de 2010

Mujeres en las Artes Visuales (MAV) por Sara Sánchez

El año pasado se realizaron por vez primera unas jornadas sobre Arte y Mujer organizadas por el Ministerio de Cultura con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer trabajadora (¿Hasta cuando será necesario el 8 de marzo como marco para hablar de las mujeres? ¿Qué ocurre el resto del año?). Se realizaron dos mesas redondas sobre la situación de las mujeres en el mundo del arte tanto en el pasado como en el momento actual. Artistas, comisarias, críticas y profesoras fueron las participantes. Me impresiono especialmente la intervención de las artistas Cabello y Carceller que aportaron una visión crítica y algo pesimista de la situación a la que nos enfrentamos haciendo hincapié en la precariedad. La comisaría Margarita Aizpuru, quien se dedica a fomentar temáticas de género en el arte, puso encima de la mesa la propuesta de crear una Asociación de Mujeres ante el vacío que existía y que ya estaba cubierto en otros ámbitos profesionales. La intención era que se saliera de las jordanas con el impulso suficiente para poner en marcha dicha organización que se veía claramente necesaria ante los datos y las conclusiones a las que se estaban llegando esos días.

Un par de meses después, el 9 de mayo, nacía la asociación, llamada Mujeres en las Artes Visuales, MAV, con la participación de profesionales activas en todos los sectores del arte: artistas, críticas, comisarias, coordinadoras y directoras de centros, investigadoras, galeristas y gestoras. A partir de esa fecha y pese a la precaria situación inicial, contando como único ingreso con las cuotas de las socias, sin aún tener ningún tipo de ayuda ni subvención, MAV comenzó a trabajar consiguiendo rápidos avances en varios sentidos: la asociación juega un papel importante como observatorio basándose en datos y cifras que reflejan de forma inequívoca la situación de desigualdad de las mujeres en el mundo del arte; realiza informes críticos desde un análisis de género de eventos y situaciones del mundo artístico como la representación femenina en la última edición de ARCO o la escandalosa ausencia de mujeres artistas en el reciente libro de Francisco Calvo Serraller y Juan Pablo Fusi, El espejo del tiempo (Ed. Taurus. 2009); la web de MAV sirve de plataforma para sus socias dando a conocer sus trabajos e iniciativas entre ellas y de cara al exterior; esta web también cumple tareas de sede virtual y centro de documentación contando con interesentes archivos, biblioteca y mediática de acceso libre cuyos fondos van continuamente aumentando. Otras de las tareas importantes de MAV, recogidas en sus estatutos, es actuar de interlocutor con las distintas Administraciones e Instituciones y velar por la aplicación del artículo 26 de la Ley de Igualdad, que propone actuaciones que promuevan a las mujeres y combatan su discriminación en el ámbito de la creación y producción artística e intelectual.

En marzo de este año, el Ministerio de Cultura vuelve a realizar unas jornadas con motivo del 8 de marzo, ampliándolas esta vez de dos a cuatro días y encargando su realización a MAV. Estas jornadas, bajo el nombre de Mujeres en el sistema del arte, analizaron los ámbitos de la producción, gestión, distribución y difusión (en la pagina web de MAV se pueden leer resúmenes de los debates que se dieron en las diferentes jornadas y las conclusiones a las que se llegaron). En ellas tuvieron lugar interesantes discusiones sobre las causas y posibles soluciones de la desigualdad de las mujeres en el arte y se evidencio la falta de conciencia absoluta de estos problemas en personas importantes del sector desde críticos a galeristas. Este hecho pone aún más de relieve la importancia de una Asociación como MAV que saca a la luz situaciones que en algunos casos se desconocen y que en otros es más fácil ignorar por no querer asumir la parte de responsabilidad que tenemos todos y cada uno en la perpetuación de sistemas carentes de solidaridad y equidad.

Como joven artista y estudiante aún, considero que las ventajas que ofrece ser miembro de MAV son múltiples: desde las formativas teniendo acceso a información y recursos a veces difíciles de encontrar; las materiales, como por ejemplo con la reducción del precio en entradas a Museos y Centros de Arte; la concienciación continua y mi caso, ya que es el tema que me interesa, el seguimiento de discursos de género y su traslación al mundo artístico; el conocimiento de profesionales de todos los sectores del arte y el tener la oportunidad de hablar con ellas y aprender de sus experiencias (en este sentido fue para mí una alegría conocer a Marina Núñez, artista a la que admiro); y el ser parte de una organización sin ánimo de lucro que realiza laborales necesarias y positivas de las que se benefician y beneficiarán todas las mujeres que trabajen en las artes visuales, sean o no miembros de la asociación. MAV será capaz de realizar más acciones, tener más peso como interlocutor y conseguir mayores avances hacia la igualdad si su número de socias es mayor. Ya somos 188. Si alguien se anima…

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